Capítulo 388. Las aventuras de Alien Gon vol. 6

- Cuaderno de bitácora -
Día 26 de Agosto de 2014 d.C. (según la notación terrícola)

Tras una larga travesía interestelar he alcanzado el sistema Le Van-T. El viaje ha sido menos duro de lo esperado gracias a la ruta alternativa seleccionada por el ordenador de a bordo. Bendito cacharro. Solo he tardado 7024 años luz. Los transportes intergalácticos que han decidido seguir la ruta principal que atraviesa la Vía Láctea tardarán un gúgolplex en alcanzar mi posición. Para cuando me alcancen el universo actual habrá se colapsado sobre sí mismo así que estoy tranquilo.

Tal y como indica el protocolo de la misión he ordenado al androide auxiliar Chul-IN-PlayerO que ejecute el protocolo Moren-ETE de protección del casco de la nave. Además he activado el máximo nivel de seguridad exterior según el procedimiento MahOgoPap A con el objetivo de proteger a mis androides de complemento de las temibles emboscadas de las guerreras de la tribu Oll-Assh. Finalmente, y tras 354 minutos de lucha según la notación terrícola, he conseguido desplegar la antena solar para proteger mi nave del bombardeo de radiación externa.

A las 13:07 (hora de New Gon City), y para mi regocijo, observé frente a mi al objeto de nuestro de estudio científico: el terrorífico parásito alienígena conocido como Rin-O-Nera. Uno de los seres mas característicos del sistema Le Van-T. Entusiasmado por este encuentro sin precedentes tomé rápidamente unas notas que reproduzco a continuación:

"Un ejemplar de Rin-O-Nera se coloca frente a mí. Tiene forma alargada con el característico ensanchamiento en la zona central de su cuerpo. 20-30 cm de largo. Colores vivos que oscilan entre el verde lima y el amarillo intenso. Muy llamativo. Dispara el sistema automático de protección óptica de mi casco. Primero que detecto en libertad. Aún no ha adquirido la forma circular que indica que ha ya parasitado a algún huésped. Me ha visto. Se acerca."

Desafortunadamente, el ejemplar de Rin-O-Nera fue mas rápido que yo y se abrazó con fuerza a mi cintura. No consigo quitármelo de encima. Come y se ducha conmigo. No me molesta demasiado pero noto los efectos neurotóxicos de su veneno: bajada de mi autoestima, pérdida del orgullo propio y sensación de falta criterio estético. He iniciado el tratamiento desparasitador poniendo música clásica en el hilo musical de mi nave. Mañana comenzaré a leer a Joyce y Proust. Espero que funcione.

Comentarios