Capítulo 194. Fauna de Parkland vol. 2

Queridos newgonkinos,
continuamos con la entrega por fascículos de la colección "Fauna de Parkland" que pretende profundizar en el estudio de las especies exóticas que pueden encontrarse en los parques infantiles. Tras haber abordado en el capítulo anterior a las especies tóxicas de Parkland, hoy nos centramos en las criaturas cargantes. ¡Ojo! No confundir, se distinguen de los especímenes tóxicos en que no suelen interactuar contigo en el parque. Son las siguientes:

Lady Tacones: Habitantes femeninas de Parkland que, como su nombre indica, lucen tacones de al menos 10 cm de altura. Siempre van en solitario y habitan el extrarradio de Parkland dada su fobia natural al arenero y las zonas con cubos, palas y agujeros traicioneros donde podrían quedar atrapadas para siempre. Poco adaptadas evolutivamente al medio, las ladies tacones son ejemplares escasos pero, generalmente, muy llamativos. Suelen acompañar sus imposibles zapatos con un exuberante plumaje que, como ellas bien saben, les asegura el éxito entre los varones de Parkland. La reacción de los seres femeninos ante su presencia oscila entre la indiferencia y las miradas inquisitorias. Criaturas cargantes pero inofensivas que, en ocasiones, hasta se agradecen.

iDads: Los iDads son una especie de padres muy común en Parkland. Generalmente, son criaturas masculinas que llevan asociado algún tipo de cacharro digital al que miran fijamente como enamorados. Poseen un tic muy característico y reconocible que les lleva a deslizar compulsivamente sus dedos contra la pantalla de su cachivache de última generación. De naturaleza pacífica, tienden a formar comunidades sedentarias en los bancos y no se les ha visto conversar entre ellos jamás.  No suelen dar problemas al resto de la fauna de Parkland, pero pueden ser llegar a ser muy cargantes si sus hijos está quemando el parque y ellos están ensimismados bajándose aplicaciones.

Alter Altivos: Son criaturas que creen ser alternativos a no se sabe muy bien qué sistema establecido en el que dicen no participar activamente. No como tú, pobre criatura intelectual y/o moralmente inferior abducida por el borreguismo y la vida convencional. Su forma de educar es, sin discusión, la mejor del mundo y dan de mamar a sus hijos hasta los 30. No juegan al fútbol con sus niños porque es de incultos alienados y lo compensan practicando juegos recuperados de la cultura mesopotámica. Sus hijos suelen tener nombres como Nubedeotoño García y Flordechopo Lumbreras. Son muy cargantes, pero te echas unas risas a su costa.

Papichulos: Raros ejemplares de varones engominados y con el periódico en mano que habitan en los bancos (en los del parque y, posiblemente, tambien en los que guardan su dinero en Suiza). Están en Parkland por hacer un favor a sus parejas que, generalmente, casi les tratan de usted. Mientras leen el periódico se fuman un puro e ignoran tanto a sus hijos como a las madre de sus criaturas. Las esposas, religiosamente casadas con ellos, juegan con los niños como buenamente saben y pertenecen a la especie de las Esposa-Das, unas habitantes de Parkland que trataremos mas adelante en el capítulo de "Fauna de Parkland" centrado en las especies que dan "cosica".

Quasimodos: Son seres que han desarrollado una chepa enorme sobre la que se les suben sus hijos. Se distinguen de los Papánfilos en que tienen sentido del ridículo, se avergüenzan de su chepa, no interfieren en los juegos de tus críos y sus hijos no se llaman Pelayo y Rodrigo. Los Quasimodos sólo son seres superados por sus circunstancias y, generalmente, sus hijos son pequeños demonios desbocados. Se vuelven cargantes porque sus criaturas son perfectos maestros de la asignatura "cómo ignorar las normas de mi padre sin que pase nada" y eso despierta la siempre recelosa pregunta de tus hijos: ¿Y por qué ese niño si y yo no?

Pink Machines: Madres devoradas por el color rosa. Lo lucen en su ropa y accesorios tanto como sus hijas. Todo es rosa, hasta su marido. Tambien les gustan las camisetas con diamantes de PVC. Se alimentan de bollería industrial y chucherías, han hecho del "shopping" su forma de vida y ametrallan a discreción al resto de fauna con la palabra "princesita". Cargantes, muy cargantes pero, sobre todo, terriblemente cursis.

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