Capítulo 140. Aprendiendo con el Sr. Bayes.

A finales de Septiembre de este año la revista Science publicó una revisión muy interesante describiendo los últimos avances en el estudio del aprendizaje y pensamiento infantil. Parece ser que las teorías elaboradas en los últimos 10 años apuntan a que el mecanismo básico que subyace en el aprendizaje infantil se asemeja al aprendizaje inductivo básico que emplean los científicos. Dicho de otro modo, parece que los niños tienden a elaborar hipótesis propias sobre el mundo que les rodea y, según su experiencia, ir testando y redefiniendo las hipótesis que han construído empleándolas para elaborar predicciones sobre su entorno. Esto en sí es bastante intuitivo y cualquier persona que conviva con niños puede observarlo.

Lo que es mas novedoso es que todo parece indicar que la forma que tienen los niños de aprender sigue un patrón semejante al aprendizaje bayesiano. Los niños, desde muy pequeños, parecen razonar estadísticamente utilizando las observaciones para inferir la probabilidad de que una hipótesis sea cierta. El artículo describe un experimento muy revelador:

Un adulto A se coloca frente a un niño de 20 meses extrayendo ranas de un recipiente que sólo contenía ranas. Alternativamente el adulto A puede colocarse frente al niño extrayendo ranas de un recipiente que contiene mayoritariamente patos. A continuación, el adulto A abandona la sala y otro adulto B coloca frente al niño dos nuevos recipientes: uno con ranas y otro con patos. El adulto A vuelve a la habitación y extiende su mano de forma ambigua entre los dos recipientes. El niño puede darle un pato o una rana. Si al comienzo del experimento el adulto A estuvo extrayendo ranas del recipiente de ranas el niño le dará un pato o una rana aleatoriamente. En cambio, si el adulto A extrajo ranas del contenedor de patos el niño le dará una rana. En el primer caso el niño parece concluir que el adulto A está extrayendo ranas de forma aleatoria mientras que en el segundo observa un patrón improbable concluyendo que el adulto tiene una preferencia por las ranas. Claramente el niño infiere el estado mental del adulto (su preferencia o no por las ranas) a partir de un patrón estadístico observado.

Al igual que los científicos (esos niños metidos en un cuerpo adulto) los niños parecen aprender a través de tres vías: (1) Analizando los patrones estadísticos de su entorno, (2) haciendo experimentos o jugando si lo preferís y (3) por imitación de las ideas/juegos de otros. El artículo es muy interesante y advierte contra la presión que ejercen ciertos padres y políticas educativas para orientar la educación preescolar a seguir determinados patrones académicos mas estructurados como en las escuelas. Además, los autores apuntan que considerar la edad preescolar como una etapa de desarrollo básicamente socioemocional podría estar subestimando sistemáticamente las capacidades intelectuales de los preescolares. La potenciación del juego espontáneo incluyendo preguntas sobre situaciones anómalas y la búsqueda de explicaciones potenciaría esas capacidades y parece ser mas efectivo que la enseñanza explícita. 

Vamos, que para ser bueno pensando hay que entrenarse desde bien pequeñito haciéndose preguntas. Como ya intuíamos no basta con ser un buen alumno, hacer lo que te diga tu profe y sacar todo sobresalientes en el cole.

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