Capítulo 29. El retorno de Goalkenstein

En el capítulo 24 os prometí que algún día dedicaría unas líneas a ese patético ser histérico y vociferante que habita en mi interior. Bien, lo prometido es deuda. Hoy es el día. Hoy comienza la Eurocopa y, automáticamente, me transformo en ese ridículo personaje conocido internacionalmente como Goalkenstein.

España, 1982. Final de la Copa del Mundo de Fútbol. El jugador italiano Marco Tardelli recibe un pase en la frontal del área y con un fantástico disparo cruzado bate al portero alemán, Harald Schumacher. Un niño inocente esta viendo el partido en la TV. Tardelli celebra el gol de la forma mas épica e intensa que se recuerda y el niño es poseído por Goalkenstein, la criatura que celebra los goles como si fuera Tardelli ganando el mundial. Este es mi drama amigos. Goalkenstein vive en mi interior.

Desde aquel día Goalkenstein me ha jugado muy malas pasadas. He estado a punto de perder amigos jugando al fútbol. Siempre celebro los goles como si estuviera ganando el Mundial. Por lo visto un día celebré un gol como Tardelli con el marcador 20-1 a nuestro favor. Los que lo presenciaron aún me lo recuerdan abochornados. Pero yo no lo recuerdo. Yo no soy consciente de nada cuando Goalkenstein me posee. No puedo controlarlo. Mi concubina casi me deja al presenciar mi celebración del gol de Mijatovic en la final de la Champions League de 1998. Mis vecinos saben que soy ese tipo que celebra los goles gritando por el patio interior. He adquirido tal fama que, cuando hay un partido importante, la gente viene a mi casa a reirse con Goalkenstein. Ver para creer amigos.

Hoy empieza la Eurocopa. El balón echará a rodar. Hoy comienza el espectáculo de Goalkenstein rememorando a Tardelli en mi patio de vecinos.


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